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jueves, 31 de julio de 2014

Los 3 mejores tipos de jefe











NUEVA YORK (CNNMoney) — Los buenos jefes ayudan a solucionar una problemática en lugar de distribuir culpas. (Foto: GettyImages)

Para muchos, tener un buen jefe es la excepción y no la regla. Pues ser en verdad un buen jefe requiere mucha mano izquierda. Tienes que inspirar a las personas para tener éxito y darles las herramientas que necesitan, y a la vez, cumplir con lo que manda la empresa.
La mayoría de nosotros evaluamos la calidad de un jefe por la forma en que dirige a sus empleados.
Pero para dirigir y guiar bien a los empleados, un líder necesita dominar primero otras dos cosas, explica la profesora de la Harvard Business School Linda Hill, coautora de dos libros de liderazgo, Being the Boss yCollective Genius.
Lo primero, señala Hill, es desarrollar la autoconciencia, saber cómo se sienten otros cuando están contigo. ¿Te tienen miedo? ¿Confían en ti? ¿Sienten que tú confías en ellos?
“Siempre se trata de la conexión emocional”, dijo. “Si te temen no significa que seas respetado”.
Lo segundo es gestionar con éxito tu red de colegas y jefes, sobre los cuales no tienes autoridad alguna, pero cuyo apoyo necesitarán tú y tu equipo para sobresalir.
Piénsalo de esta manera: incluso si tus empleados te aman, se sentirán muy frustrados si tú eres incapaz de vender sus ideas en la cadena jerárquica.
CNNMoney pidió la opinión de los lectores sobre lo que piensan que caracteriza a los mejores jefes. Tres rasgos surgieron una y otra vez en sus comentarios.
Los grandes líderes:
1) Respetan y valoran a sus empleados
Ellos respetan lo que haces, tu experiencia y el hecho de que quizás tengas tu propio estilo de trabajo.
“Los buenos jefes se ganan el respeto al dar respeto”, dijo un lector.
Los jefes que saben decir “gracias” fueron muy mencionados por los lectores, como también los que reconocen públicamente el mérito a quien corresponda, los que están abiertos a la aportación y los comentarios de los empleados, y que reconocen que los empleados son seres humanos, no sólo "recursos", como dijo otro lector.
2) Crean confianza y apoyo
Un excelente jefe confía en el trabajo que haces, tiene fe en su equipo, fomenta su éxito, sale en tu apoyo y siempre es accesible.
“Con gusto lo seguiría (a un jefe maravilloso) a otra empresa si se fuera, porque trabajar para ellos es una gran experiencia. Y quieres asumir nuevos retos y riesgos, pues sabes que tienes su apoyo”, señaló Colin Adams de Somerville, Mass.
Los buenos jefes también son sistemáticamente éticos y justos, y contratan a personas buenas, dijeron los lectores.
3) Dan a los empleados el apoyo y los recursos para hacer su trabajo
Un gran jefe proporciona una orientación, un coaching y estructura clara, pero también da margen para desarrollar un sentido de propiedad sobre tu trabajo.
Y cuando algo sale mal, según los lectores, los buenos jefes evalúan lo sucedido y ayudan a solucionar la situación en lugar de distribuir culpas.
“(Ellos) te permiten cometer errores y aprender de esos errores sin lanzarte a la calle”, dijo Jim Langseth de Minnetrista, Minnesota.
Y en efecto, en su investigación, Hill encontró que las personas suelen decir que sus mejores jefes eran exigentes, pero también muy generosos en términos de darles el espacio para mostrar sus talentos y darles el beneficio de la duda cuando algo sale mal.

Publicado en: http://www.cnnexpansion.com/

viernes, 3 de enero de 2014

MEDIOCRIDAD VIII: La excusa del sueldo

MEDIOCRIDAD VIII: La excusa del sueldo

Mediocridad VIII
Sincérate: si te pagaran un 50% más, o incluso un 100% más, ¿la calidad de tu trabajo aumentaría en esa misma proporción? ¿Harías las cosas mejor para que tus jefes y tus clientes internos o externos estuvieran más satisfechos de tu desempeño, en esa misma proporción?
Me aburre soberanamente el recurso tan manido de ‘Para lo que me pagan, ¿para qué voy a hacerlo bien?’. La respuesta me parece obvia: ‘Precisamente para aspirar a que algún día te paguen más’.
Trabajar bien o trabajar mal es una cuestión de actitud, no de salario. ¿Alguno de vosotros sabría cómo hacer para realizar su trabajo con un 50% menos o más de calidad? Yo no tendría ni idea de por dónde empezar a recortar o a ampliar. Nuestros estándares de calidad emanan de nuestra personalidad, no de nuestro sueldo.
Por supuesto que los índices de calidad en el trabajo están relacionados con el Compromiso. Y éste se ve afectado –entre otros muchos factores- por nuestra percepción de sueldo justo para el trabajo que realizamos. Fijaos que hablo de percepción, no de realidad. No está escrito en ningún sitio qué es un sueldo alto o bajo para un determinado trabajo en una determinada empresa de un determinado sector, más allá del benchmarking que podamos hacer. El Compromiso se traduce en Tiempo y en Aporte: si estoy comprometido no estaré cada día pendiente de la hora de salida; si estoy comprometido haré aportaciones para que la empresa mejore.
Pero el Compromiso tan solo tiene la fuerza para transformar una calidad razonablemente buena en una calidad excelente. Si trabajas mal por sistema, continuarás trabajando mal en condiciones más favorables. Y cuando te despidan, culparás a tu empresa. Y cuando te vuelvan a despedir en otro lugar donde te paguen más, serás de nuevo despedido porque tu calidad no habrá aumentado. Y entonces ya no responsabilizarás tan solo a la empresa sino al mundo entero. Y te convertirás en el azote del mundo empresarial. Y compartirás tu ira con todos los que piensan como tú, y os iréis a tomar cervezas a brindar para que la desgracia caiga sobre todos los empresarios y los jefes. Y educarás a tus hijos en esas mismas creencias, y les condenarás a ser tan mediocres como lo eres tú.
Otro clásico es la persona a la que ascienden en su empresa, y justo en el momento en que acepta el nuevo cargo pregunta a su jefe ‘¿Cuánto me vais a subir el sueldo?’ Siempre que me he encontrado con una pregunta similar, mi respuesta ha sido invariablemente ‘Cuando nos demuestres que no nos hemos equivocado depositando esta confianza en ti’. Detrás de toda promoción hay dos partes: el ascendido y la empresa. El primero ha demostrado una capacidad y una voluntad que hacen pensar en él como en una persona adecuada para el nuevo cargo. Pero la empresa desconoce todavía si el promocionado sabrá desenvolverse adecuadamente en su nueva posición, o si por el contrario padecerá el Principio de Peter (‘Toda persona asciende hasta su máximo nivel de incompetencia’). Por tanto, me parecería más oportuno preguntar ‘¿Cuándo me vais a subir el sueldo, y en función de qué?’. De esta manera el empleado ascendido conocerá qué se espera de él y qué resultados debe aportar en el corto o medio plazo.
Dejémonos de quejarnos y pongámonos a trabajar bien. Eso nos dará una enorme fuerza y legitimidad para criticar todo lo que nos parezca mal sobre el funcionamiento de las empresas y sus sistemas salariales, que lo hay y mucho, y daría para escribir varios posts.
Luchemos contra nuestra mediocridad.
Bienvenidos a un futuro mejor!
Daniel Sánchez Reina
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