miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Envidia como Barrera


¿Es la envidia un handicap o debilidad especialmente frecuente en la empresa española?
Existe tradición de considerar la envidia como rasgo característico nuestro. Jorge Luis Borges decía: el tema de la envidia es muy español... Para decir que algo es bueno dicen "es envidiable". ¿Estereotipo o realidad? Es una creencia muy arraigada, que convive con la opinión de que también somos muy generosos celebrando el triunfo de los demás. Puede que la razón de que "se mire mal al que tiene éxito” no sea tanto por envidia como por la atribución de haber triunfado de forma ilícita y fácil, "haciendo trampas", con favoritismos o atajos varios. De hecho, normalmente la gente de éxito logrado bajo un prisma de esfuerzo e integridad está muy bien vista. Figuras del deporte como Rafa Nadal, nos sirven de claro ejemplo.

Pero exactamente. ¿qué es la envidia?. La RAE se refiere a ella como tristeza o pesar del bien ajeno. La Wikipedia la define como el sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro.  

Ciertamente, sea un rasgo cultural o no, la envidia es una actitud inhibidora y limitante. Hace más pequeño al que la siente; el que es objeto de ella la vive como una agresión, genera dinámicas sociales que alimentan la desconfianza, destruyendo las relaciones de apoyo más enriquecedoras. La envidia nos limita y despista en el desarrollo propio, ... Los entornos donde la envidia triunfa hace que el éxito sea más improbable, por impopular, propiciando actitudes de falsa modestia o del "éxito de la mediocridad". La envidia es una declaración de inferioridad (Napoleón).Es el opuesto de una cultura meritocrática enriquecedora y productiva

"La envidia es una de las barreras más importantes que limitan la práctica del reconocimiento, sobre todo en nuestro país"  Una de las causas barajadas para explicar la escasa práctica de reconocimiento en nuestras organizaciones es considerarlo contra-cultural. Efectivamente, esto es así si estamos imbuidos en una "cultura de la envidia", de no aplaudir el éxito, ni de reconocer lo bueno en los demás. Es más, en una cultura de envidia de desarrolla la ironía y la socarronería, en donde se descalifica el éxito del otro, cuestionando su forma de proceder. Al límite, el éxito personal se vive desde la falsa modestia, casi "pidiendo disculpas por haberlo logrado, como si hubiese venido por azar o lo hubiésemos alcanzado sin querer".

Sin embargo, existe un efecto muy curioso. Por un lado, la envidia limita el desarrollo de una cultura de reconocimiento que permita desplegar el crecimiento y el éxito; mientras que por otro lado, implantar una práctica de reconocimiento supondrá la vacuna que puede cambiarlo todo. ¿Es esto posible?, ¿cómo transformar la envidia en reconocimiento sincero?
La envidia se diluye cuando cada uno tenemos algo por lo que sentirnos orgullosos. La clave de gestionar la envidia no es tanto trabajar la humildad en cada miembro -que también, como veremos-, como abordar en primera instancia la problemática de la autoestima

Lo primero que debemos hacer es propiciar que cada miembro de un grupo tenga algo por lo que sentirse orgulloso en relación a lo que él aporta a ese grupo u organización.  El entorno social debe asegurar las condiciones para que todos puedan recibir reconocimiento. los programas de reconocimiento social 2.0, hacen más fácil, frecuente e instantáneo lograr esto, el que cada uno obtenga del resto información sobre sus fortalezas. Sin autoestima, no hay paraíso. Ya dijo Marco Tulio Cicerón: nadie que confía en sí, envidia la virtud de otro.

La humildad, que tiene mucho que ver, es sin embargo el camino de vuelta y no de ida. Por tanto, lo primero es lograr que cada uno reconozca en sí mismo su valor, lo que le diferencia, le hace único y le permite contribuir al resto desde ahí, con lo suyo. Es perfecto, ya que si identifica esa cualidad con la que contribuye, resultará ser una fortaleza e irá sobrado; siemprepodrá ayudar con ese talento diferencial. Si alguien es consciente de que puede ayudar y de cómo hacerlo, contará con una buena autoestima y será mucho más improbable que sienta envidia por otras cualidades de un tercero. De hecho, la clave de un equipo campeón es que cada miembro se percibe como especialista en un talento diferencial, y además cada uno reconoce y admira al resto de compañeros en su "especialidad diferencial".

Luego, una vez reforzada su autoestima alrededor de aquello que le hace especial y valioso, podrá trabajar la humildad y la compasión. Desde la autoconfianza lograda por percibirse fuerte y de valor, le será posible reconocer otros valores, otras cualidades y talentos sin desearlos envidiosamente. También será capaz de reconocer lo contrario, como situaciones difíciles, de sufrimiento o desequilibrio en otras personas. Comprenderá así tanto el éxito y el gozo como el malestar y el fracaso, pudiendo compartirlo y ayudar de forma sincera, desde su talento diferencial,  de manera humilde y compasiva.

En todo este proceso, un sistema de reconocimiento bien planteado, adaptado a la organización, y adecuadamente implementado tecnológica y socialmente, será de gran valor. Ayudará a que cada uno descubra y/o confime su talento y refuerce su autoestima, superando barreras autoimpuestas desde actitudes como la envidia. Transformar la cultura de una organización, alineándola con la estrategia y logrando un equipo cohesionado y campeón, es posible. Y en este objetivo, el reconocimiento social 2.0 es un gran aliado.

Antonio Delgado
ad@videobravo.net
www.videobravo.net

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