jueves, 27 de marzo de 2014

Lealdad Organizacional

La lealtad organizacional, un valor perseguido pero poco alcanzado

¿Por qué razón parece sernos esquiva la virtud de la lealtad por parte de nuestros empleados? Foto:finsi.com
La lealtad organizacional es una actitud de profundo compromiso de los empleados con la empresa y se manifiesta en las cosas a las que nuestros subordinados están dispuestos a renunciar o a hacer con sacrificio por el bien de la organización.
En los comités de dirección de las empresas es frecuente dedicar tiempo a debatir cómo aumentar la lealtad de los empleados hacia la empresa. A menudo algunos índices como rotación del personal, clima organizacional y satisfacción de los empleados son considerados como factores clave para aumentar la lealtad. Si bien es cierto que mejorar estos indicadores es conveniente, no necesariamente su impacto es directo sobre lo que llamaríamos la genuina lealtad.
Situaciones como competencia desleal, fugas de información, malos comentarios sobre el jefe o la empresa son ciertamente muestra de deslealtad por parte de los empleados. Pero, ¿es lo mismo la franca deslealtad o traición a la genuina o autentica lealtad? Para resolver esta inquietud, es indispensable aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de lealtad organizacional.
La lealtad no es el mero cumplimiento de los requerimientos mínimos de la ley laboral o de los códigos de conducta de nuestras organizaciones. Sería extraño pensar que un empleado que no nos roba y que llega a tiempo todos los días a su trabajo es automáticamente catalogado como leal. Los mínimos legales, si bien son exigibles, no son propiamente a lo que nos referimos cuando hablamos de lealtad.
Cuando hablamos de genuina lealtad organizacional, nos referimos a comportamientos que van más allá de lo legal, mas allá de lo exigible por las normas o los códigos. Un comportamiento leal es aquel que desearíamos que nuestros empleados manifiesten, pero que muy seguramente si no existiese, no podríamos reprocharlo. Estamos hablando, por ejemplo, que ante un revés financiero, o una calamidad como un incendio o una inundación, desearíamos ser apoyados por nuestros empleados de manera decidida y voluntaria.
La lealtad genuina solo se demuestra en las adversidades. Es cuando las cosas están mal, cuando aquellos empleados genuinamente leales nos manifiestan su aprecio mediante acciones que, en estricto sentido, no están obligados a emprender.
La pregunta relevante entonces es, ¿por qué razón parece sernos esquiva la virtud de la lealtad por parte de nuestros empleados? Habría dos causas principales. Por una parte, la calidad moral de nuestros empleados y por otra parte el trato que como organización les damos en cuanto personas.
Muchas veces en las organizaciones invertimos recursos importantes para mejorar el clima organizacional o para disminuir la rotación de los empleados, pero olvidamos que es necesario tener una tierra sana en la cual sembrar. En este sentido, mi invitación es a ir mas atrás y más que invertir en capacitación, invertir en selección.
La mayoría de los programas de reclutamiento y selección se centran en las competencias técnicas de la persona, pero raras veces en sus competencias morales. Una buena conversación, una invitación a cenar, un trabajo de conocimiento profundo del carácter moral del empleado que vamos a contratar sin duda puede ayudar para contratar no solo empleados eficientes y técnicamente capaces, sino empleados que vivan virtudes.
¿Cuántas veces hemos escogido entre dos candidatos técnicamente igualmente competentes a aquel que sabemos que en el pasado ha sabido renunciar a beneficios personales por una buena causa? ¿De cuántos de nuestros empleados tenemos certeza que han sabido sacrificarse por los demás y dar esa milla extra que quisiéramos que nos den?
Por otra parte, si bien efectivamente la deslealtad se controla vía exigencia, la genuina lealtad hay que ganársela. Es en este sentido que como directivos debemos revisar el trato que damos a nuestros empleados como personas.
Los empleados no son tontos. Ellos saben si nuestro trato es meramente instrumental. Ellos perciben cuando lo único que nos interesa de ellos es su productividad y eficiencia. Si un empleado no se siente tratado como persona, es muy difícil que cuando vengan las dificultades esté dispuesto a recorrer la milla extra con nosotros. La autentica lealtad no necesariamente es una actitud espontánea. La genuina lealtad no se exige: ¡Se gana!
¿Cuántas veces nuestras decisiones son fruto de la soberbia? Con frecuencia amedrentamos a nuestros subordinados incluso prohibiéndoles hacer o decidir en materias que están en el fuero personal. Incluso algunas veces exigimos comportamientos, vía normas o códigos, que no solo son imposibles de exigir, sino que exigirlos en si mismo puede ser ilegal o, incluso, inmoral.
Si queremos tener organizaciones con empleados realmente leales y comprometidos, debemos tratar a los demás como personas. Debemos tratarlos con la misma humanidad con la que nosotros mismos esperamos ser tratados. Es conveniente buscar el bien común de la organización por encima de intereses personales y no olvidar que nuestros subordinados siempre nos observan y que solo mediante un ejemplo de conducta consistente lograremos que ellos estén dispuestos, no solo a no sernos desleales, sino a efectivamente sacrificarse por nuestra empresa con esfuerzo, y por tanto, con genuina lealtad.
Artículo escrito por Alejandro Moreno, profesor de Dirección de personas en las organizaciones INALDE Businnes School y publicado en PortafolioPortafolio
http://managementjournal.net/

miércoles, 26 de marzo de 2014

Consulta Laboral: Conceptos no Remunerativos





DDJJ conceptos no remunerativos

¿Si en un período no existieran Conceptos No Remunerativos, hay que presentar la declaración de conceptos no remunerativos en AFIP de todas formas?

Si en un mes no se abonan conceptos no remunerativos no se debe presentar la dj referente a dichos conceptos.

Publicado en: http://www.ele-ve.com.ar/


El autoconocimiento

EL AUTOCONOCIMIENTO

Según la Wikipedia, Autoconocimiento es “el conocimiento de uno mismo. Todavía no está considerado por la Real Academia Española pero este término ya es empleado en numerosos textos de psicología, sobre todo en lapsicología evolutiva. Es reconocerse con defectos y virtudes.”
En el mundo de la orientación laboral también hemos adoptado este término, refiriéndonos al “saber de lo que cada uno es capaz, conocer nuestros pros y contras, nuestros puntos fuertes y débiles, quiénes somos y quiénes queremos ser”.
Así, el autoconocimiento es un análisis interior.
¿Y para qué sirve en la búsqueda de trabajo? Sencillo: si se quién soy y lo que puedo hacer, sabré dónde ubicarme.conocete_a_ti_mismo
Haced este pequeño ejercicio: Primero anotad en un papel 5 características personales positivas vuestras y 5 a mejorar.  Luego pedidle a 4 o 5 personas, a ser posible de diferentes ámbitos de vuestra vida, que anoten lo mismo pensando en vosotros. Luego poned en común lo que apuntaste con lo que piensan los demás. ¿Coincide?
Seguramente han aparecido aspectos que ni habíais pensado. No siempre actuamos de la misma manera, y no siempre coincide nuestra idea de nosotros mismos con la idea que tienen los demás. Una cosa es quienes somos y otra la imagen que damos. Es importante tenerlo presente a la hora de buscar trabajo, pues podemos creer que tenemos habilidades que luego  resulta que no dominamos tanto como creemos.
Cuando hablamos de autoconocimiento a nivel laboral una de las primeras preguntas que planteamos es: ¿Cómo soy? Con esto nos referimos a características de personalidad. Soy ansioso, voluble, tenaz, introvertido, constante… Nuestra forma de ser influye en nuestra forma de relacionarnos y en nuestros intereses laborales. Una persona metódica desarrollará empleos diferentes a una persona que necesite variedad de estímulos. No hay formas de ser buenas ni malas, pero unas características de personalidad son más adecuadas para unas laboras que para otras. ¿Os imagináis un comercial tímido? ¿Y una persona que se dedique a reparar relojes y sea un “culo inquieto”?
Este aspecto no influye sólo en el tipo de trabajo que deseamos realizar, si no en cómo nos enfrentamos a la propia búsqueda de trabajo. Una persona ansiosa vivirá peor la experiencia de estar en desempleo, igual que una persona controladora o una insegura. Es importante aprender a ser objetivos y o dejar que las emociones te superen, puesto que hoy en día la búsqueda de trabajo se ha convertido en una labor muchas veces duradera y que ha de ser bien planificada.
Otra de las preguntas que nos debemos plantear es: ¿Qué te gusta?, ¿Qué intereses tienes?
Conocer lo que te interesa, lo que te motiva es importante para enfocar hacia qué tipo de trabajo te puedes dirigir. Siempre es mejor trabajar en algo que motive. Sin embargo, si bien este aspecto es importante, no decisivo. Esto nos lleva a la tercera pregunta:
¿Qué se hacer? Aquí nos referimos por un lado a conocimientos adquiridos y por otro a habilidades desarrolladas. Qué hemos tocado, qué hemos aprendido a hacer. Aquí entran también las competencias.
No es lo mismo lo que nos gustaría ser que lo que sabemos hacer o estamos preparados para hacer. Por mucho que me guste, con mi 1,73 de altura y mis 85 kgs difícilmente llegaré a ser un Velencoso. Igualmente, por mucho que me gustara ser astronauta, si no realizo los estudios adecuados para ello no adquiriré los conocimientos que se requieren para el puesto.
Cuarta pregunta pregunta: ¿Qué puedo aprender a hacer? Aquí nos referimos a conocimientos que puedes aprender con cierta facilidad. Y competencias que podemos desarrollar. Puede haber conocimientos o competencias que ahora miso no estén desarrolladas, pero que con una formación adecuada podamos desarrollar. Si soy administrativo y me interesa la contabilidad, con un curso de reciclaje seguramente estaré más cerca de mi objetivo; Si he trabajado de recepcionista de hotel y hablo inglés y español, seguramente si aprendo francés o alemán tendré más posibilidades de encontrar un nuevo empleo o mejorar en el actual.
De competencias hablaremos en el próximo post.  Solamente, a modo introductorio, deciros que las competencias son las habilidades que tenéis, el qué sabéis hacer.
Sabiendo cómo eres,  lo que te gusta, lo que sabes hacer, tus capacidades y lo que te interesa desarrollar te permitirá saber cuál es tu perfil profesional y por lo tanto hacia qué área o áreas te puedes encaminar.
Manu Fandos
Referencias
Publicado en: http://cemrrhhbcn.wordpress.com/

lunes, 24 de marzo de 2014

Buscar trabajo con más de 40 años

En tiempos de conflictos económicos y políticos son cada vez más las empresas argentinas que buscan profesionales sin discriminar por rango etario y focalizando en la experiencia en sectores o problemáticas específicas

Por   | Para LA NACION
La inflación como un nuevo y poderoso protagonista, el resurgir de sindicatos cada vez más combativos, la falta de perfiles técnicos y la priorización de lo personal sobre lo organizacional en las generaciones más jóvenes hacen resurgir la demanda de una franja etaria de profesionales que se las veía negras para reinsertarse en el mercado laboral.
También la extensión del ciclo de vida y el corrimiento de la adolescencia y la juventud está modificando la anterior preocupación por la edad de corte, dado que ciertas actitudes y rasgos de madurez, en algunos casos, sólo se perciben hoy pasados los 40, coinciden los expertos.
Justamente, la experiencia se convierte hoy en un contexto de estrechamiento de la demanda laboral, en un diamante que debe relucir y que no pocas empresas están ansiosas de aprovechar en tiempos de crisis económica y política.
El esquema cambió mucho. Dos décadas atrás, las búsquedas eran muy restrictivas y la edad era un factor condicionante. "Hoy, con la necesidad de gente comprometida y con ganas de trabajar, el nicho de más de 40 pasa a ser interesante, comenta Laura Bitocco, gerente general de Hidalgo & Asociados.
La edad ya no pesa tanto, confirma Eduardo Suárez Batán, titular de la firma homónima, pero "todavía hay prejuicios alrededor de la forma de ser de los Baby Boomers", los trabajadores más veteranos en la escalera de las generaciones (ver recuadro).
A veces se supone que a cierta edad, no se va a dominar la tecnología o que se perdió flexibilidad; que la persona "no puede reformatearse o resetearse, tomando términos de esa disciplina, pero esos son puros prejuicios", dice Ximena Díaz Alarcón, de la empresa de investigación de mercado Trendsity.
"Es paradójico que el marketing haya segmentado tan claramente la franja de más de 45 a la hora de considerarlos consumidores, y persistan los prejuicios cuando se los ve como productores", reflexiona.

EL VALOR DE LA EXPERIENCIA

En las posiciones de conducción, jefes, gerentes y directores "están solicitando profesionales con experiencia y 45 es la edad mínima", asegura Gloria Cassano. La tendencia es relativamente nueva. "Hace 15 años esto no era así. Hoy se está destacando la madurez y la experiencia para estos puestos", completa.
En momentos de crisis económicas o tensiones políticas, vaivenes financieros o problemas cambiarios, los profesionales con historia tienen un plus invalorable. Lo mismo sucede en el ámbito sindical.
"En los 90, lo gremial era virtualmente inexistente. Actualmente, el de las paritarias es un tema que está en la agenda de cualquier directorio empresarial. Para plantarte en una negociación salarial necesitás actitud, y eso recién lo tenés después de los 40 años", comenta Carlos Montoto, coach y ex director de Recursos Humanos de BBVA Banco Francés.
Según un estudio del área de outplacement de Bruno Matarazzo & Asociados, la edad promedio de reinserción en posiciones directivas y gerenciales es de 45 años; 43 en mandos medios, y de 40 en el nivel puramente operativo.
"Las posibilidades de acceder a un nuevo trabajo son inversamente proporcionales a la edad de la persona y todo depende de la demanda y de cómo se muestra la oferta. Hay que convertirse en un producto más que ir a buscar trabajo", afirma César Jorge, director de Transiciones Laborales de la compañía.
Cassano advierte, no obstante, que la edad no es obstáculo cuando se llegó a un puesto gerencial o directivo, pero que "aquellos que, pasados los 40 años, se quedaron en ser analistas, coordinadores de área o especialistas les cuesta más reinsertarse porque están compitiendo con otros de 30 o 35 que tienen toda la energía de llegar y crecer".
Pero otros no opinan lo mismo. Es más, Bitocco disiente. Según ella, en niveles de menos responsabilidad, la demanda también es muy palpable, ya que la denominada gente grande puede dar a una empresa exactamente lo contrario de lo que aporta la llamada Generación Y.
"Los que están en la franja de menos de 30 viven con sus padres, muchos tienen las necesidades cubiertas y sólo trabajan para tener algo de plata. En cambio, la gente más grande demuestra más compromiso y se dedica plenamente a la empresa en la que trabaja. De hecho, todas las secretarias de gerencia hoy superan los 40 años", comenta.

EL CAMBIO EN LA OFERTA

La nueva manera de redactar los avisos también es una señal que confirma que la barrera de la edad se está rompiendo. Las multinacionales ya no indican edad en los avisos y muchas veces ni siquiera el sexo.
"Antes, ni siquiera recibías a una persona que estaba 10 años por encima del tope. Hoy, por lo menos, te entrevistan y ahí está la oportunidad de mostrarse", dice Montoto.
Cassano nunca aceptó incluir la edad en sus búsquedas y condena duramente a aquellos que reniegan de entrevistar a alguien por su edad. "Si alguien trabajó en la competencia y tuvo logros importantes, me debo fijar en la persona, no en sus años. Si tanto se privilegian las competencias blandas, la actitud, el liderazgo y el trabajo en equipo, ¿cómo voy a dejar de conocer a alguien por la fecha en que nació?", se pregunta.
De todos modos, Bitocco recomienda que, aunque figure la edad en el aviso de interés, no hay que dejar de postularse porque es un factor flexible y el entrevistador, luego de ver su currículum, es probable que reconsidere aquel límite.
Como parte de su política de diversidad, algunas empresas se acercaron en los últimos años a los trabajadores considerados más grandes. Manpower Group, por ejemplo, cuenta con un programa para contribuir a la concientización de la sociedad sobre lo que denominan la exclusión social invisible de las personas mayores de 45 desempleadas y les brinda herramientas de orientación laboral para su reinserción.
Gestión Compartida incluye en sus procesos de selección a mayores de 45 años. Para eso trabaja junto con la Asociación Civil Diagonal, y presta sus oficinas y su personal de Recursos Humanos para que quienes están buscando empleo tengan la oportunidad de capacitarse y quedar en la base de la compañía para cuando se abran búsquedas.

LA EDAD YA NO ES LO QUE ERA

Contexto caliente
Son muchas las empresas que dicen estar buscando personas con más de 40 para aprovechar su experiencia en este contexto.
Compromiso
La supuesta falta de lealtad de la Generación Y volvió la mirada empresarial hacia los Baby Boomers.
Relaciones laborales
La creciente tensión sindical se convirtió en un nicho para los viejos expertos en ese rubro.

Publicado en: http://www.linkedin.com