lunes, 7 de octubre de 2013

La sustentabilidad no debe ser un término vacío


Un paseo no significa, necesariamente, caminar por un sendero arbolado, rodear una plaza, recorrer viejos barrios o saltar de vidriera en vidriera en un shopping. También es posible pasear por las estadísticas, como las que propone la consultora Randstad en una de sus regulares encuestas sobre el mundo del trabajo. Los resultados son, también, vidrieras para detenerse a mirar.
El tema central es la exigencia en el trabajo. Más precisamente, qué piensan los trabajadores sobre el incremento de esa exigencia en los últimos cinco años, requiriendo mayores habilidades y competencias. En los 32 países consultados surge un promedio del 86% de trabajadores que se sienten más exigidos. Las diferencias entre cada comunidad son, de algún modo, significativas: China, 94%; Malasia y Brasil, 93%; España, 91%. El nivel más bajo lo ocupa Hungría, con el 66 por ciento.
Otro capítulo lo conforman las cifras de expectativas, ya que el 87% cree que las exigencias crecerán en los próximos cinco años. Ya no estamos identificando lo que pasó, sino lo que va a pasar. El crecimiento vendrá de la mano de la necesidad de adquirir mayores habilidades sociales, digitales y de formación.
Si desarrolláramos toda esta serie de datos como si fuera una novela habría que reconocer que carece de final feliz: hay un 34% de empleados que temen, casi convencidos, que no podrán cumplir con la carga de trabajo que se les exigirá. Es decir, uno de cada tres.
Es necesario incorporar aquí el concepto de sustentabilidad, una palabra que es utilizada con tanta frecuencia por aquellos que se suben a un estrado o hablan por radio o televisión, que va perdiendo sentido. Se intuye que la sustentabilidad es buena, pero su uso desmedido la convierte en un lugar común, vacío de contenido.
En un excelente artículo publicado en este mismo diario hace cuatro años, Rodrigo Herrera Vegas define: "El pensamiento sustentable desde mi punto de vista se basa en hacerse entonces la siguiente pregunta: ¿podré seguir indefinidamente con este comportamiento o costumbre, y podrán también seguir mis hijos y nietos? El concepto de sustentabilidad se aplica, por lo general, a la administración de los recursos naturales, de modo que la raza humana no se quede sin petróleo, pero tampoco sin agua, aire o terrenos fértiles, para poner unos pocos ejemplos. Trasladando el mismo concepto y poniendo bajo la lupa los resultados de la encuesta de Randstad, cabe una pregunta análoga, pero en términos más coloquial: ¿adónde vamos a ir a parar?
Elevar las exigencias laborales permanentemente llevará a una crisis muy difícil de superar, por lo que sería conveniente admitir el paralelismo con las acciones que preservan el medio ambiente, incluyendo también a los propios seres humanos. Cuando hay utilización indiscriminada de papel habrá menos árboles sobre la Tierra. Si usamos energía no renovable, como el gas o el petróleo, habrá un momento en que no podremos utilizar medios de trasporte o calentarnos en invierno.
Los resultados negativos podrán revertirse a través de pequeñas acciones individuales, avaladas por una conciencia colectiva. Lo mismo vale para las exigencias laborales. Preparar a las nuevas generaciones para que el esfuerzo pueda compartirse equilibradamente es indispensable, pero sobre todo ir midiendo las pequeñas acciones que deterioran ya no el planeta, sino a las personas con las que trabajamos.

Publicado en: 

No hay comentarios: